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Arranco el año.
Arranque en San Rafael, feliz, tranquila.
La felicidad que siento cuando mi ahijado me viene a saludar corriendo, después de meses de no verme, es imposible de explicar. Todo ese amor que me da me llena muchisimo.
Asique empecé así llena de amor, plena, feliz.
Hoy a la mañana cuando nos despedimos se nos llenaron los ojos de lágrimas a los dos. No entiende porque no me puedo quedar con el. Llora y grita, me llama, me pide que me quede.
Y yo tengo que subir al auto, no mirarlo, irme. Cerrar la ventana y llorar igual que el, sin gritar pero queriendo hacerlo, si llamarlo pero queriendo hacerlo.
Quería quedarme.
Llore mil kilómetros, de tristeza y de felicidad.
Por momentos tampoco entiendo bien que pasa. No entiendo bien que me pasa.
Ahora en casa, un poco mas tranquila, tengo las cosas claras.
Y así vuelvo a empezar, con mis objetivos claros y la fuerza necesaria para llevar a cabo todo eso que quiero y necesito hacer.
Cuento hasta tres y empiezo.
UNO
DOS
TRES!