Ser sana (o casi) hoy.

Esta semana fui a la nutricionista. Si, mi situación no daba para más y la anemia me está castigando. Fui para que me ayude a ordenarme para comer, parece una pelotudes, es muy probable que lo sea, pero sola no puedo.

Llegué y me atendió al toque, no había mucha gente. La empecé a querer. Esperar en esas salas de espera pre-medico son un bajón. El consultorio lo tiene en un piso de un edificio común y corriente cerca de casa. Aparentemente se juntaron con una socia y pusieron el consultorio juntas, aunque una es nutricionista y la otra dentista. Casi me muero del asco, el olor en los consultorios odontologicos me descompone.

Me cagó a pedos como era de esperar. Me obligó a hacer las comidas y dos colaciones. Con la fiaca que tengo encima me tengo que acordar de hacer colaciones. Un garrón. Lo bueno es que el café cuenta como colación y yo me la paso tomando café y mate cocido para niños (edad mental: 5 ).

Me prohibió muchas cosas, porque ya que estamos le dije que quería bajar algunos kilos. Cero fritos, cero fiambres, cero harinas y CERO GOLOSINAS. Uy cómo te explico que sin las golosinas no puedo? Le empecé a preguntar si podía comer chicles, alfajores ser y esas porquerías que no son golosinas pero algo es algo. Todo que no. Solo los chicles. Las voy a extrañar.

La peor parte de todo esto es tener que comer carne. El asco que me da la carne es inexplicable. Lo único que puedo tolerar es la carne picada.

Se me está haciendo muy difícil, pero tengo una actitud masoquista. Parece que cuanto mas sufro mas me entusiasma. Espero que sea solo con la comida, no está bueno pasarla mal. Ayer me comí una ensalada en el almuerzo. Estaba rica, el problema es que me deprime groso llevar comida en un taper al trabajo. Tristeza infinita.

Algunos dicen que toda esta revolución alimenticia no me dura ni un mes. Yo espero poder acostumbrarme a comer ordenadamente para siempre. Es la idea. Me tengo fe.