jueves, 5 de febrero de 2015

Ellos

Fui testigo toda mi vida de un juego de dos.
Siempre fueron ellos. Tuvieros claros y oscuros, cosas buenas y malas.
Después de veintisiete años estoy segura que siempre fueron mayoría los momentos buenos.
Esta parece diferente.
Quizás es un gris.
Ver que mamá me habla de igual a igual me sorprende, me gusta.
Nunca en toda mi vida había notado que mamá estuviera triste. Que sufriera por amor. Sentir que ella se siente insegura y contrariada, nos conecta.
Más allá de lo que sea que le pase, es la primera vez que se muestra vulnerable conmigo.
Está a mil kilómetros. Pero nos conocemos tanto que es imposible no darme cuenta.
Lloré por su pesar. Como lloro ahora.
Le digo que la amo y que voy a ser incondicional con ella, como siempre.
Me quedo pensando. Pienso en que no se merece eso. Me enojo con mi papá y tomo partido.
No entiendo del todo qué pasa, no sé razones.
Entonces me doy cuenta que, como siempre, es una historia de dos.
No puedo ni quiero involucrarme.
No lo hago.
Vuelvo a pensar. Ojalá la tuviera cerca para poder abrazarla sin hacer preguntas. Como hace conmigo.
Y que estemos seguras las dos.

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