lunes, 16 de febrero de 2015

Yo

Me desperté a media mañana, cerca del medio día. La claridad me molestaba en la cara.
Levantarme, cambiarme y bajar para empezar el día.
Domingo de soledad. Vivo con mi familia pero me regalan días para estar sola, con frecuencia.
Bajo y me preparo un desayuno. Un te y unas galletas con queso.
Disfruto del silencio. Al sol.
Pienso en qué me gustaría hacer. Me alegra saber que no programé nada para hoy.
Sigo en silencio. Pienso.
Me canso de estar sentada y me voy a dar un baño. Estoy aburrida pero no quiero hacer nada.
Aprovecho la tranquilidad del día y me arreglo el pelo, me pongo cremas por todo el cuerpo, busco ropa cómoda. Me siento linda.
Vuelvo a la cocina a inspeccionar qué podría cocinarme. Se me ocurren mil ideas pero instantáneamente me doy cuenta que no tengo ganas.
Fideos con pesto de albahaca y nuez para mi.
Los preparo y como. En silencio.
Me gusta el silencio. Me gusta la tranquilidad del día.
Me doy cuenta que disfruto del silencio tanto como de la música.
Me pongo a pensar en las personas con las que podría almorzar en silencio sin ningún problema y me doy cuenta que son las misma que podría incluir en una lista de preferidos, por algo será.
Termino y limpio todo.
Me tiro otra vez en la reposera a leer. Tengo que terminar un libro que empecé hace demasiado tiempo.
El libro es malisimo pero necesito terminarlo.
De repente me canso. Y me voy a tirar en el sillón. Pero no quiero pensar. Me pongo los auriculares y me duermo escuchando música.
No duermo mucho. Me despierto incómoda por estar en una mala posición.
Estoy muerta de hambre así que me preparo una taza enorme de te y como mi torta preferida de Maru, rogel.
Y ahí, sentada. Sola. Tranquila. Me doy cuenta,  otra vez, que disfruto de mi.
Me gusta pasar tiempo sola, lo disfruto. Me relajo y puedo entretenerme sin hacer nada en particular, y pasarla bien.
A veces me siento sola. Pero hoy no.
Hoy estoy sola, pero me siento tranquila.

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