domingo, 4 de mayo de 2014

Lollapalooza, día dos

El segundo día tenía otra onda
Yo estaba super relajada, ya sabía más o menos cómo era toda la movida. Tenía más ganas que expectativas.
Decidimos ir no tan temprano como el día anterior.
El cansancio se hizo presente. Porque tener alma de viejos es muy complejo.
También quedamos en que nos encontrábamos en Retiro.
Esta vez el que llegó tarde fue Lolo.
No pude decirle nada, claro.
De todos modos no era algo que me molestara.

Llegar y entrar fue más rápido que el día anterior.
Entramos y estaba cantando Ellie Goulding. Vimos muy poco pero la flaca le puso mucha onda y sonaba muy bien.

De ahí, según nuestro cronograma nos teníamos que ir al Main Stage 2 a escuchar a Vampire Weekend.
Lolo decidió que iba a hacer una parada técnica y se separó del grupo.
Nosotros nos ubicamos al lado de la consola escuchando a los Vampire Weekend. Bailé y disfruté cada canción a pleno. Me gustan mucho. Sonaron bárbaro y le pusieron mucha onda. Hacía frío, pero la música y el movimiento ayudaron a que no me importe. No tocaron mi canción preferida pero igual estuvieron geniales. Había mucha gente. Disfrutar de una banda que te gusta con tanta gente, a pesar de no conocer a nadie, es especial. Me gusta. Me siento en mi lugar. Por un rato al menos.

Terminaron e instantáneamente se hizo de noche. Y se puso frío. Sin dudas el gran protagonista del festival fue el frío. En realidad yo tengo frío todo el tiempo, pero eso es otra historia.
Nos fuimos caminando tranquis hasta el Main Stage 1 a escuchar a Pixies. Estábamos bastante lejos. Pero cómodos. Se escuchaban bien, pero no gusto mucho de su música. Creo que dos o tres canciones me copan a penas un poco con toda la furia. Pero como show estuvieron bien.

En algún momento me puse a observar lo que pasaba a mi alrededor. Había muchísima gente que iba y venía de escenario en escenario. Como nosotros. Gente de absolutamente todas las edades. Gente que estaba sola, otros en grupos absolutamente variados. Gente que fue por ir y otra que de verdad disfrutaba de un festival que tenía todo. Porque creo que no le faltaba nada. Quizás no a todos les gusta o les interesa todo lo que tenías para hacer, escuchar, comer. Pero tenías de todo. Y eso está bueno.
Lo que más me llamó la atención, fue ver a muchos nenes de no más de diez años. No me había pasado nunca. De todos los recitales a los que pude ir no había visto tantos chicos. Y eso que creo haber ido a varios. Me gustó que estuvieran. Apoyo mucho esa iniciativa de los padres de acercarlos a la música de esa manera. Sin dudas voy a ser de esas madres.

De Pixies nos fuimos a ver a Soundgarden. Me gustaron. Había escuchado muy poco de ellos, los clásicos. Y me gustaron. Estaba gratamente sorprendida.
Para esa altura del festival estaba absolutamente rota. Por lo general me duele la espalda el 80% del día. Suelo aguantarme porque de otra manera tendría un agujero en el hígado de la cantidad de analgésicos que tomaría. Pero en ese momento estaba destruida. Mi dolor de espalda después de estar dos días parada incontables horas, era supremo. Me movía y era solo dolor. Creo que hasta había dejado de tener frío.
Sufrí, pero me la banqué estoica.

A todo esto Lolo nunca volvió. Vaya uno a saber qué anduvo haciendo.
Después yendo a ver a los Red Hot Chili Peppers nos lo encontramos. En realidad a uno de los chicos, de casualidad, le llegó un mensaje suyo que estaba en una carpa y que lo buscáramos.
Y volvimos a estar todos juntos para ver el final del festival.
Que sin dudas fue muy bueno. Nunca había visto a Red Hot Chili Peppers en vivo. No tenía ninguna duda que iban a ser exquisitos de ver. Lo fueron.

Y ahí de nuevo me puse a ver a mi alrededor. De dónde había salido tanta gente.
Terminaron.
Se terminó el Lollapalooza que estuve esperando cinco meses. Pasaron esos dos días que me generaron ansiedad, expectativa, ganas y placer.
Sin absolutamente ninguna duda fueron disfrute total.

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