viernes, 30 de octubre de 2015

Mi droga

No puedo dejar de mirarlo.

No sé si es tan lindo. Yo lo veo precioso. Será cierto que eso que dice que el amor es ciego? Será que hay un montón de cosas que no estoy viendo? Las veré? Seguiré igual de enamorada?
Cuantas preguntas. No puedo pensar en ninguna respuesta en este momento. Me nubla la mente mirarlo. Tiene el pelo perfecto. A penas ondulado, oscuro. No negro. Se le hace un mini jopo que me fascina. Que ganas de tocarlo.

Me fascina su mirada, con sus ojos semi abiertos. Es como si todo el tiempo me estuviera midiendo. Creo que un poco así es. Me parece que casi no tiene pestañas. Cómo habrá sido de chiquito? Mejor que no tenga, así nada le obstruye el mirarme.

Me encantaría poder contarle los lunares de la cara, tiene varios, mínimos y casi imperceptibles. Por suerte me despierto siempre primero y tengo primera fila para poder mirarlo todo lo que tenga ganas. Se los contaría uno por uno, pasando a penas mi dedo por cada lunar.

Se mueve al ritmo de la música sin darse cuenta. Tiene un timing especial. Le sale solo. Suene lo que suene. Si se lo dijera, estoy segura que no lo haría nunca más. Un poco me contagia.

Tiene las manos tan blancas y suaves. Me gusta tocarle las manos. Pasaría horas haciéndolo. Son grandes, siempre están impecables. Yo le digo que tiene manos de nena, pero es mentira.

Prueba un poco de eso que tiene en la cuchara y me descompenso. No puedo prestar atención a lo que prueba porque su boca es perfecta y me distrae. Por eso sus besos son lindos, culpa de su boca, no suya. Ella tiene todo el mérito. Es chiquita pero no. Es rara. Y hoy es un poco mía.

Me mira y se ríe, no puedo recordar lo que me dijo. Me da vergüenza y sonrío bajando la mirada. Es la única manera que encuentro de despejarme un poco la cabeza para poder entender dónde estoy.
Sabrá todo lo que me provoca? Sabrá que me deja sin pensamientos, sin palabras, sin aliento? En algún momento esto se pasa? Mirá si un día me encuentro pensando qué tenía que comprar en el super mientras estoy con él, ojalá nunca me pase. Esto es fascinante, es mi droga. Y siempre necesito un poco más.

Soy un sin fin de pensamientos y él es protagonista de todos.

-Te sirvo y decime si ya están así los saco.
-Qué?
-Que te sirvo y probas, en qué estás pensando?
-En que sin barba me gustas más.
-Creo que le falta un poco a esto.

Y me dio un beso, sin barba, era la dosis de mi droga que necesitaba.

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